jueves, 30 de enero de 2014

Hoy llevé a revelar un rollo de mi primera cámara de fotos. Estuve trayendo algunas imágenes de mi infancia a mi cabeza y volviendo al punto donde se gestaron decidí retratarlas por primera vez como para ver si encontraba algo de aquello que me resultara familiar después de tanto tiempo. 
Lo que pasó después es que al pedir al laboratorista que me sacara el rollo de la máquina por temor a hacerlo mal yo y que se velaran algunas fotos, éste me dio la peor noticia que jamás hubiera pensado (concerniente al mundo fotográfico y mío) nunca hubo un rollo allí. Todo lo que hice fue una parodia cuyo final es la ausencia de registro.
Si alguna vez hice eterno un momento fugaz, solo fue porque lo pensé, pues allí nunca se grabó nada, y de hecho casi ya lo olvidé. Algunas tomas todavía se encuentran relativamente frescas en mi memoria, otras ya se disolvieron. 
Me pregunto: ¿Debería volver? ¿o es que ya debo dejarlo así...? 

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