Hace días siento una angustia que aparece y desaparece. La verdad es que se debe a algo que quizá no sea nada, pero que de todas maneras, el hecho de no saber, o presuponer lo peor me genera una desazón que me quita la felicidad, si es que en ese momento la siento, y sino me hunde aún más en el desasosiego.
En este preciso momento el estar pensando en esto me genera tristeza. Ojalá supiera, que todo se debe a mi imaginación y a la obstinada forma que tengo de pensar siempre lo peor.
Han tratado de persuadirme de que no debo preocuparme por eso, pero hasta en los más creyentes puedo dilucidar que no están del todo seguros y que a ellos también les preocupa, pero tratan de ocultarlo para no darle demasiada importancia, o quizá para desalentarme a pensar así.
Extraño la sensación de felicidad, hasta ese momento no tan extrañada como ahora, que me daba saber que caminabas, y que en alguna parte... en algún lado estabas.
Hace unos días pase por tu casa, vi una luz prendida, pero ninguna señal de vida. Las persianas estaban bajas, las paredes despintadas, todo parecía indicar que no estabas.
Cada vez que salgo a comprar cigarrillos te busco por los pasajes donde solías andar pero nada, ningún rastro.
Le pregunté a cada persona con la que tengo confianza y que presuponía que te conociera y me dijo que tampoco te ve desde hace días, a lo que le pedí que si te veía me avisara.
Por momentos siento deseos de salir por las calles a buscarte quien sabe dónde, preguntarle a los vecinos de la cuadra, tomar el coraje de pegar carteles pidiendo aportar datos sobre tu paradero, pero luego me desalienta el prejuicio de que en el barrio soy nuevo y la gente va a pensar que estoy loco por hacer de esto una especie de campaña cuando en realidad a nadie le importa la vida de un perro.
De todas maneras y para que esto no sea en vano le solicito a quién sepa algo de la existencia de mi perro callejero Marmolado le ruego me lo haga saber.
Te extraño amigo.
PD: Te sigo guardando huesitos, los tengo en el freezer por las dudas.